sábado, 21 de marzo de 2009

Otro exescéptico que denuncia los engaños del escepticismo organizado

Acabo de encontrar en http://www.mentat.com.ar/escepticismo.htm una de las cosas mas razonables que he leido sobre los escépticas escrita por alguien que, como yo, también se creyó que eran gente seria hasta que los conoció. Sólo que el autor de estas líneas con mucho más conocimiento, ya que fue uno de los fundadores del movimiento escéptico en Europa hasta que descubrió que era todo un montaje para ganar dinero y fama.



A lo largo de varios años, he condenado el mal uso del término "escéptico" para referirse a quienes cuestionan las afirmaciones sobre anomalías. Lamentablemente, el término ha sido abusivamente utilizado de esta forma tanto por partidarios como por críticos de lo paranormal. A veces, quienes lo emplean diferencian entre los llamados escépticos "blandos" [soft] y los escépticos "duros" [hard], y este mal uso fue uno de los motivos que me llevaron a revitalizar el término "zetétic".

Pero ahora pienso que los problemas creados van más allá de la mera terminología y ha llegado la hora de corregir la situación. Dado que -en términos correctos- "escepticismo" se refiere más a la duda que a la negación -incredulidad en lugar de creencia-, los críticos que adoptan la posición negativa en vez de la agnóstica, pero siguen autodenominándose "escépticos", son de hecho pseudoescépticos y, según creo, han ganado una falsa ventaja usurpando ese título.


En ciencia, la carga de la prueba recae en quien hace la afirmación,
y cuanto más extraordinaria es ésta, más pesada es la carga de prueba que se le debe exigir. El verdadero escéptico toma una posición agnóstica, según la cual no se rechaza una afirmación sino que considera que ésta no está probada. Se afirma que el defensor de aquella afirmación no sustentó la carga de la prueba y que la ciencia debe continuar construyendo su mapa cognitivo de la realidad sin incorporar la afirmación extraordinaria como un "hecho" nuevo.




Antes de afirmar o negar, probar
Considerando que el verdadero escéptico no hace ninguna afirmación, tampoco tiene la obligación de demostrar nada. Se limita a seguir utilizando las teorías establecidas por la "ciencia convencional", como siempre. Pero si un crítico afirma que tiene evidencias para una refutación, es decir, que tiene una hipótesis negativa -asegurando, por ejemplo, que un aparente resultado psi era en realidad un resultado espurio derivado de los procesos de control o de análisis- entonces está haciendo una afirmación y por lo tanto también debe lidiar con el peso de la prueba. A veces, los críticos hacen afirmaciones negativas bastante extraordinarias -por ejemplo, que un OVNI era un plasma gigantesco, o que alguien en un experimento psi obtiene pistas mediante una capacidad anormal para captar sonidos que pasan desapercibidos a los oídos normales-. En tales casos, el crítico que afirma también debe
lidiar con una carga de prueba más pesada que la que se espera normalmente.

Los críticos que hacen afirmaciones negativas, pero que erróneamente se llaman "escépticos", frecuentemente actúan como si no tuviesen absolutamente ninguna carga de prueba sobre ellos, aunque tal posición sólo sería apropiada para el escéptico agnóstico o verdadero. Una de las consecuencias de esta situación es que muchos críticos parecen creer que basta con presentar una argumentación fundada en la plausibilidad de su contra-afirmación, sin necesidad de presentar evidencias empíricas. Así, si en un experimento psi un individuo tuvo una oportunidad para cometer fraude, muchos críticos parec
en asumir no sólo que probablemente lo hizo sino que debió hacerlo, sin importar la completa ausencia de evidencias de que él realmente lo hiciese y, en ocasiones, llegando incluso a ignorar la honesta reputación del individuo en cuestión. Del mismo modo, a veces se considera que unos procedimientos impropios de generación de números aleatorios bastan para explicar las elevadas puntuaciones psi de un sujeto, aunque, en realidad, todo lo que ha podido demostrarse es que tal posibilidad es real. Por supuesto, el peso probatorio del experimento se reduce mucho cuando descubrimos un fallo en su diseño que permitiría que un efecto espurio confundiese los resultados. Descubrir una oportunidad de error debería convertir tales experimentos en menos probatorios, e incluso en poco convincentes. Pero generalmente tal hallazgo refuta sólo aquellas afirmaciones según las cuales el experimento fue "a prueba de errores", pero no a la anomalía en sí.

La presunción no alcanza
Mostrar que una evidencia no es convincente no ofrece base suficiente como para descartarla por completo. Si un crítico afirma que el resultado era debido a un fallo X, ese crítico tiene entonces la carga de la prueba de demostrar que el fallo X pudo producir, y probablemente lo hizo, tal resultado bajo tales circunstancias. Es verdad que, en algunos casos, la apelación a la simple plausibilidad de que un fallo produjo el resultado obtenido puede ser tan grande que casi todos aceptarían el argumento; por ejemplo, cuando descubrimos que alguien que ya había engañado en el pasado tuvo oportunidad para volver a hacerlo en esta ocasión, podríamos concluir razonablemente que este sujeto volvió a engañarnos en esta ocasión. Pero, en muchos casos, el crítico que se conforma con argumentar la plausibilidad de un posible fallo, cierra la puerta de investigaciones futuras cuando el correcto método científico exige que la hipótesis de que pudo haber fallas también debería ser probada. Por desgracia, la mayoría de los críticos parecen felices quedándose sentados en sus escritorios y elaborando explicaciones post hoc. Cualquiera que sea el final de la verdadera historia, la mejor manera de que la ciencia progrese es a través de las investigaciones de laboratorio.

Por otro lado, los partidarios de una afirmación anómala que reconozcan esta falacia pueden ir demasiado lejos en dirección contraria. Algunos argumentarán, como [César] Lombroso cuando defendió los poderes de la medium [Eusapia] Palladino, que la presencia de peluca no niega la existencia de cabello verdadero. Todos debemos recordar que la ciencia nos puede contar lo que es empíricamente improbable, pero no lo que es empíricamente imposible. En ciencia, la evidencia siempre es una cuestión de grado y raramente es, si es que lo es alguna vez, absolutamente concluyente. Algunos defensores de anomalías, al igual que algunos críticos, parecen poco dispuestos a considerar las evidencias en términos probabilísticos, aferrándose a cualquier cabo suelto como si el crítico tuviera que refutar todas las evidencias presentadas en cada afirmación particular. Tanto críticos como partidarios necesitan aprender a pensar que en la ciencia, como en los tribunales, la adjudicación de causalidad es imperfecta y con grados variados de prueba y evidencia. La verdad absoluta, como la justicia absoluta, raramente es alcanzable. Nosotros sólo podemos hacer todo lo posible para aproximarnos a ella.

Marcello Truzzi, Acerca del pseudo-escepticismo

Marcello Truzzi fue un profesor de sociología en la Universidad de Eastern Michigan University, copresidente fundador del Comité para la Investigación Científica de lo Sobrenatural, fundador de la sociedad para la Exploración Científica, y director del Centro para la Investigación de Anomalías Científicas.

lunes, 2 de marzo de 2009

Más pruebas incuestionables sobre el eséptico mentiroso

Me discutían estos días en el blog de Gámez si yo tenía alguna cosa personal contra Francisco Paco-Paquito-Paquete Máñez, y la verdad es que no lo conozco. Pero todo lo que yo pongo en este blog no es fruto de ninguna investigación periodistica ni detectivesca, todo está en la red y lo puede comprobar cualquiera. Y después de sobrevivir a un cáncer a mi me importa bastante poco lo que considereis "politicamente correcto". Me divierte descubrir todas estas mentiras que todo sabemos y que yo me he callado mucho tiempo por no enfadarme con los que creía amigos, pero que nunca dieron muestras de tal amistad cuando fue necesario. Así que me hace gracia ver, desde la distancia, como las teorías mas derechonas de la ingeniería social y la política, se materializan en el mundillo escéptico. Donde todos callan y asienten cuando les conviene.

Estos días se vuelve a reactivar la cacería contra Pedro Amorós, que nunca se había metido con nadie, a raíz del "ejemplar", "riguroso" y "científico" trabajo -así lo definen Mauricio Schwaz, Javier Arméntia, Ricardo Campo, o Luis Alfonso Gámez en sus respectivas páginas- de Paco-Paquito-Paquete Mañez y su escudero Javier Cavanilles. Podeis verlo en: http://blogs.elcorreodigital.com/magonia/2007/5/4/los-caras-belmez; http://locomundo.blogspot.com/2007/06/los-caras-de-belmez-la-resea.html; http://charlatanes.blogspot.com/2007/05/cutre-caras-return.html; http://bajoelvolcan.blogspot.com/2007/05/los-caras-de-belmez.html; http://www.circuloesceptico.org/Documentos/dossier/caras-de-belmez/los-caras-de-belmez-libro.php#a_002... Yo os recomiendo que le echeis un vistazo a todos, y vereís que, desde el enfrentamiento entre la A.R.P. y el Círculo Escéptico por ver quien se quedaba con el negocio del escepticismo en España, no había un consenso general tan evidente en apoyar a un autor y a su libro, salvo quizás la colección escéptica oficial de "Vaya Timo". Para todo el movimiento escéptico organizado español, Francisco Paco-Paquito-Paquete Mañez es el escéptico del siglo... ¿Porqué? Pues simplemente porque es el último traidor al mundo del misterio que ha visto fracasar sus intentos de ser alguien en ese mundillo cobrando por decir que lo paranormal existe, y ahora cobrando por decir lo contrario... Igual que Manuel Carballal, Felix Ares de Blas o el mismo Luis Alfonso Gámez hicieron antes, o Moises Garrido y compañia han hecho después.
Ni uno sólo de los escépticos españoles recuerda ya aquellos articulos de Paco Mañez en revistas como Karma-7 diciendo que captaba voces del más allá en su laboratorio parapsicológico valenciano...
Ni un sólo escéptico quiere mencionar ya los articulos de Mámez en revistas como Año Cero o Más Allá afirmando que conseguía grabar en vídeo imágenes de extraterrestres o de otras dimensiones.

Por no hablar de su "Proyecto SILA", del que ningún escéptico quiere decir nada ahora, y que fué publicado en Psi Comunicación, la revista de la Sociedad Española de Parapsicología (Número de 1994) , afirmando que tenía pruebas de que la telepatía y la ESP eran reales, según los experimentos que había hecho en su laboratorio.

A ver, que yo no me meto en que Máñez pueda decir lo que quiera... lo que no entiendo es que si ahora afirma, como mándan las reglas del buen escéptico organizado, que todo lo paranormal es un fraude, que no existen los fenómenos parapsicológicos, y que todos los que creemos en ello somos unos fríkis... puede escribir en su libro "Cuando la razón duerme" (que por cierto se vende en librerías y no es de distribución altruista y gratuita), cosas como que ha presenciado como una llave se dobla paranormalmente por el efecto Geller...

Así que, una vez más, tenemos un dilema... o el escéptico mentía cuando decía que presenciaba fenómenos paranormales, o miente ahora cuando dice que tales fenómenos no existen. De una forma u otra el "mejor investigador escéptico" para todos los amigos del MEO, es un mentiroso. Y se pilla antes a un mentiroso...